miércoles, septiembre 06, 2006

CHISME EN SERIO

¿Quién dijo que contar chismes no era cosa seria?
Olga Sanmartín, la mujer detrás del dulce sabor del chisme.

Sweet lleva diez años en las pantallas de los colombianos, algunos lo odian y otros lo ven como un espacio de diversión, hecho bien conocido por su directora Olga Sanmartín. Conversamos con ella a propósito de su labor como periodista de los mal ponderados chismes.


Todos conocemos Sweet, es un programa con una trayectoria de màs de diez años, pero cuéntanos, ¿cuál es el objetivo de Sweet?
Básicamente el objetivo de Sweet es divertir. Yo pienso que la gente no conoce muy bien el sentido real de Sweet, ya que el chisme le gusta a toda la gente, le gusta a quien hace política, le gusta a los artistas, le gusta a quien hace cultura, le gusta a la gente del común; todo el mundo chismosea en Colombia, sobre todos los temas, pero en Sweet tratamos de hacerlo de una manera divertida, para que el televidente encuentre en el programa un espacio para divertirse un rato, no burlándonos de la gente sino que contamos cosas de los famosos de manera divertida, aunque otras cosas no permiten hacerlo de éste modo, y se tratan con la seriedad del caso, dependiendo del tipo de nota que haya. En general lo que se busca es abrir una ventana para el artista y que el televidente reciba la información sobre sus ídolos.

¿De dónde vienen los chismes, de dónde la información que Sweet presenta cada noche?
Los chismes vienen de la gente, del medio, aquí nos llama permanentemente la gente de los canales, de los teatros, los museos, incluso las personas de la cultura y la política, es la misma gente, los actores, directores de televisión. Yo creo que el mismo medio te da la información, igualmente existe un equipo que busca chismes en diferentes lugares y también la gente del común, de todas formas la información que se publica depende de la confiabilidad de la fuente.

¿Cuál es el criterio del programa para decidir qué chismes publicar?
En los programas de chismes el límite entre lo que se debe contar y lo que no es inmaterial, no está demarcado clara ni concretamente, depende de la ética de cada persona que maneje estos espacios, de su formación periodística y la visión que tenga del periodismo. Desde mi punto de vista, he tenido la fortuna de tener una muy buena formación ya que trabajé en prensa escrita y con medios que manejan una información formal, por llamarla de alguna manera, lo cual da un criterio más selectivo. En Sweet tratamos que todo chisme que haga daño no salga, es decir, los relacionados con la vida personal, porque al contarlo nosotros no ganamos nada y al contrario si podemos dañar al personaje y a quienes lo rodean, igualmente, los chismes que no se relacionan con el interés del público.

Teniendo en cuenta esa experiencia previa que usted tiene, reflejada en su trabajo en medios como la Revista Aló, ¿cuál es la diferencia en el tratamiento de la información?
La diferencia es grande. En una revista se maneja investigación, pero en el programa, por los limites de tiempo en televisión, sólo el domingo tenemos oportunidad de presentar informaciones más profundas en secciones como estrellas en el olvido o el ceniciento, en ese plano lo que puede salir en televisión es muy superficial, en cambio la prensa escrita se pueden hacer entrevistas más profundas, se tiene el tiempo de escribirlas con más cuidado, de conocer al entrevistado o el tema mismo, porque en una nota de televisión de 40 segundos no se puede intentar abordar a profundidad la información.
Entrando en un tema polémico, si hablamos sobre la sentencia contra la “Negra Candela” por presentar un video sin autorización de su protagonista, ¿qué opina usted desde su posición de directora de un programa de chismes frente a la censura a la libertad de expresión y a la libertad de prensa en ese caso?
A mi me queda complicado opinar, porque aunque no tengo amistad con ella, es una colega, pero yo pienso que en ese caso hay parte de razón en un lado y parte en el otro. De hecho la información que se publicó en ese momento correspondía a la vida privada absoluta de una persona, atentaba contra muchísimas cosas, y creo que se cometió un error al publicarla, pero a veces uno con el afán de la chiva y sacar la primicia puede llegar a cometerlos. También creo que es muy grave que la justicia de castigos tan severos como impedirle a una persona ejercer el periodismo durante tanto tiempo, impedirle a una persona salir en medios o imponer multas económicas gigantescas, porque no se atenta contra la libertad de prensa de un programa de chismes, sino que atentan contra la libertad de expresión de cualquier tipo de medio de comunicación, porque si mañana se publica una noticia en confidenciales de la Revista Semana diciendo algo que no corresponde a la realidad, van a prohibirle que ejerza el periodismo, o similares. Esos castigos atentan contra la libertad de prensa, porque son castigos que no compensan el daño y por otro lado viene el criterio del juez que lo va a hacer, entonces ¿qué da al castigo y qué no? Es claro que se debe pronunciar sobre el caso, se debe exigir una rectificación y que el periodista está en la obligación de hacerla, porque si yo, involuntariamente, publico una información que no corresponde a la realidad, tengo la obligación ética y legal de rectificarla.

¿Cuál es el consejo para futuros periodistas que estén interesados en trabajar con informaciones como el chisme, que no son tan comprobables?
El consejo es que se cuente en un tono apropiado. Cuando reviso los chismes que me entregan, me preocupo que no se afirme lo que se dice, que se usen expresiones como nos contaron o se dice para no comprometernos al dar por hecho una información que no podemos comprobar. Además, que se cuente en un tono amable, porque las cosas se pueden decir de muchas maneras, la mala intención se ve en la redacción del chisme y eso puede molestar a las personas, mientras que si se dice en un tono amable y divertido la persona lo va a recibir de mejor manera. La ofensa también está fuera de un programa de chismes, porque aquí no se tiene nada personal contra el artista, sólo se cuenta una información.

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