martes, septiembre 26, 2006

INVERSIÓN ASIÁTICA EN COLOMBIA

El Oriente busca acercarse a la economía latinoamericana

Representantes de las economías más fuertes de Asia hablaron sobre su rápido desarrollo y reafirmaron su interés en ampliar las relaciones comerciales con Colombia, concentrándose en sus recursos naturales y su potencial humano.

En el marco de la Semana Asiática, organizada por la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, el pasado 14 de septiembre se celebró el Foro “Inversión Asiática en América Latina”.

Los ponentes fueron destacados representantes de las economías orientales. Su excelencia Nilima Mitra, Embajadora de la India en Colombia, el señor Johan J. Mulyadi, segundo secretario de la Embajada de Indonesia, el profesor Kyong-Duk Lee, economista y ex diplomático de Corea del Sur y el profesor Xie Wenze de la Academia China de Ciencias Sociales.

De igual modo, Colombia contó con varios exponentes: el doctor Rodrigo Llorente habló desde su experiencia como ex Ministro de Hacienda y actual miembro de la Junta Directiva de la Cámara Colombo Japonesa de Comercio e Industria; el Ministerio de Relaciones Exteriores estuvo representado por el doctor Yesid Fernando Castro, Director de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales Multilaterales de esa entidad; Manuel Andrés Chacón, asesor de inversión del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Juan Alfredo Pinto de ACOPI también aportaron desde sus áreas.

La sensación que dejó el Foro entre los asistentes fue alentadora, luego de que todos los participantes hicieron énfasis en su interés por fortalecer los vínculos de cooperación económica ya existentes y de generar unos nuevos que sean igual de benéficos para Colombia y sus respectivos países; sin embargo, también quedó entre el auditorio un llamado de atención, concentrado en optimizar la explotación de recursos naturales y capital humano para posicionar nuestra economía a nivel internacional.

La señora Embajadora de India en Colombia, Nilima Mitra, abrió el panel internacional del Foro refiriéndose a las buenas relaciones bilaterales que se han consolidado con Colombia gracias a las constantes visitas de representantes de los gobiernos, que han dado como resultado acuerdos bilaterales y memorandos de entendimiento que favorecen el desarrollo de ambos países en campos tan diversos como la economía, la cultura y la educación; para mencionar algunos, él último Acuerdo se firmó en 2005, sobre cooperación en ciencia y tecnología y el anterior, en 2002, sobre el Foro Conjunto de Negocios.

En palabras de la misma Embajadora “India tiene más para ofrecer que Nirvana”. Hoy día cuenta con el segundo PIB más grande para un país en desarrollo (8.4%) y ocupa igual posición entre los destinos de inversión más atractivos para las multinacionales, respaldado en sus reservas internacionales, equivalentes a 164 mil millones de dólares, que superan las de los Estados Unidos, Francia, Rusia y Alemania.

Pero ¿cómo India pasó de una economía en crisis a la privilegiada posición que ocupa actualmente? Aparentemente consiguieron lo que Colombia no ha podido, tomar conciencia sobre sus recursos y explotarlos de modo que favorecen la economía nacional a la vez que se diversifican en los mercados mundiales.

India exporta frutas, leche, cereales y suministros de energía, electricidad y gas como primeros productos, alcanzando 140.000 millones de dólares en 2005, pero de igual modo importa madera, hierro, acero, chatarra, cobre y pieles junto a capital humano para que sus compañías se fortalezcan; en ese campo Colombia le aporta, además de los metales, pilotos, ingenieros, técnicos aeronáuticos y personal especializado en exploraciones petroleras, dando como resultado 300 millones de dólares anuales por transacciones en comercio bilateral con nuestro país.

Indonesia: La política no debería influenciar el sector económico

Un país conformado por 17.000 islas, de las cuales 6.500 están habitadas por más de 246 millones de pobladores y un PIB que para 2005 alcanzó el 5.6%, bien podría ser ejemplo de lo que se puede hacer para consolidar una economía nacional. Luego de la crisis económica de 1997, Indonesia comprendió que la única forma de surgir era invirtiendo en nuevos productos para aprovechar sus recursos naturales.

El estado insular ha reanimado sus finanzas exportando desde agua hasta productos electrónicos para aviones, pasando por grasas y cauchos, a los países industrializados de Asia. Indonesia cuenta con los recursos naturales suficientes para proveer a sus vecinos sin descuidar el consumo nacional, y con la capacidad humana para procesar esos recursos hasta convertirlos en productos de primera necesidad en sus mercados.

Aunque no contaba con los niveles de industrialización y tecnificación para competir con las superpotencias, paso a paso consiguió un lugar entre las economías asiáticas y ahora le apunta a Latinoamérica como nuevo centro de mercado. Para ellos Colombia es justamente eso, un mercado en crecimiento, que en los dos últimos años aumentó la balanza comercial de 56.8 a 99.4 millones de dólares, aunque con un 95% a su favor.

Aprendiendo de sus errores, Indonesia sabe que la política debe separarse de la economía, evitando que la influencie, de modo que las decisiones del gobierno no se conviertan en fuente de temor para los inversionistas. Para preservar esa seguridad que ha convertido, el gobierno mantiene transacciones comerciales sin intermediarios, lleva a los industriales indonesios a los mercados extranjeros, crea políticas arancelarias atractivas y aumenta la cooperación económica con países como Colombia.

Para el señor Johan Mulyadi tanto Indonesia como Colombia tienen gran potencial internacional gracias a sus bastos recursos naturales, además de contar con un sector en común para explotar: el mercado turístico mundial, por lo que invita a los dos países a superar problemas idiomáticos y sentarse a negociar acuerdos bilaterales que impulsen sus economías.

Japón: primero recibimos inmigrantes, ahora es el turno de las inversiones

Con la llegada el señor Tanaka a bordo de “La María”, en 1920, Colombia abrió las puertas a los inmigrantes japoneses, ofreciéndoles las facilidades para que desarrollaran sus industrias con la austeridad que los caracteriza. Para 1971, bajo el gobierno de Misael Pastrana, se cerró la primera operación de crédito de Japón hacia Colombia y desde entonces no han parado de realizarse.

Los bancos nipones están en capacidad de prestarle a países en desarrollo grandes sumas de dinero en el largo plazo, léase hasta 15 años, situación que Colombia debería aprovechar, aunque no con absoluta sumisión. Si bien ellos son una gran fuente de recursos que el país no puede desconocer, también se debe buscar un equilibrio en la balanza comercial de las naciones. Que Colombia importe pero que Japón también lo haga en similar proporción.

No es un secreto que Colombia está inundada de productos japoneses, entonces ¿por qué Japón no puede tener al menos una cifra representativa de productos colombianos en sus mercados? La propuesta del ex Ministro de Hacienda Rodrigo Llorente para emparejar la ecuación es aumentar el crédito japonés.

El sistema financiero japonés invierte en manufactura y telecomunicaciones nacionales, presta sin importar el destino de la inversión, ocupa los primeros lugares de financiamiento a gobiernos y empresas del sector privado, la Keidanren, una especie de super ANDI japonesa, recibió al Presidente Uribe en su última visita y le ofreció cooperación. Al parecer todas las facilidades están puestas sobre la mesa, sólo falta que Colombia asuma el reto de aprovecharlas.

La Cámara Colombo Japonesa de Comercio, con más de 150 empresas asociadas, se presta como mediadora internacional, pero lo que se espera es que los productores colombianos se valgan por sí mismos durante las negociaciones, pero para ello se requiere aprender japonés y dominar las estrategias comerciales. Inclusive, ese llamado no es sólo para industriales, también los profesionales independientes pueden aceptarlo, porque Japón está recibiendo consultores, asesores y demás conocedores de las oportunidades financieras, empresariales y jurídicas que ofrece a Latinoamérica.

Corea del Sur: antiguos aliados de guerra

El agradecimiento que el pueblo coreano siente por la sangre colombiana que se derramó en la guerra contra Corea del Norte todavía está presente en sus exposiciones. Además el potencial de recursos naturales del país atrae a sus industriales, quienes están interesados en invertir en Colombia.

Para 1953 Corea ocupaba el penúltimo lugar entre las economías mundiales, hoy se encuentra entre los diez primeros. En un territorio tan grande como el departamento del Amazonas, pero sin su biodiversidad, y con una población que por poco llega a los 50 millones de habitantes, el pequeño gran asiático consiguió el meritorio lugar.

Actualmente Corea es una fábrica de Estados Unidos, ellos aprovechan su gran potencial humano y le sirven de productores, pero a su vez, utilizan a países centroamericanos como centros industriales en los cuales subcontratan o invierten para desarrollar los productos que llegarán a los más importantes mercados.

El interés de los orientales por Colombia es claro: recursos naturales subexplotados. El profesor Kyong-Duk Lee todavía se pregunta por qué Colombia, con todo su potencial, no ha surgido entre las grandes economías; sin embargo Corea no será la que le haga el llamado de atención, porque sus industriales están a la caza de sectores dónde invertir para aplicar sus técnicas en la explotación y desarrollo de recursos.

Corea está perdiendo mercados frente a China y debe buscar un valor agregado para ofrecer a sus clientes, por eso su apertura hacia América Latina, ésto no significa que ellos nos quieran sólo como empleados o importadores; con ese mismo afecto de compañero de barraca, Corea cree que el desarrollo económico de Colombia, tal como sucedió con el suyo, no debe verse limitado por los problemas de capital, sino que por el contrario, debe enfocarse n los recursos disponibles.

China: el gigante que sigue en crecimiento

Al igual que muchos países asiáticos, China atravesó momentos de crisis que llevaron a sus pueblos a vivir la pobreza y desesperanza que muchos de Latinoamérica pueden estar atravesando, pero eso no les impidió reaccionar frente a las economías mundiales y aprovechar sus recursos hasta convertirse en el gigante que es hoy día, con capacidad para invertir en los próximos tres años 60 billones de dólares en nuestras economías.

Su estrategia fue desarrollar sus recursos en tres flancos: los humanos, capacitando a su población para desarrollar desde trabajos mecánicos en la fábricas productoras de juguetes hasta especializados en la industria aeroespacial; los culturales, fortaleciendo sus creencias ancestrales y apoyándose en ellas para sobrellevar la abatida occidental; y los naturales, a través de un desarrollo sostenible que les permite aprovecharlos hoy a la vez que preservan para el mañana.

Para China se están agotando los mercados locales por lo que encuentra un destino atractivo en América Latina, donde podría hallar socios estratégicos, que aporten recursos naturales y capital humano, mientras ella invierte y exporta sus productos. Pero para ello China reconoce que debe superar algunas dificultades: incentivar el crecimiento de sus nacientes empresas de modo que sean competitivas en el mercado mundial y acortar las distancias, tanto físicas, con el mejoramiento de los medios de transporte de productos y la rebaja en los fletes, como culturales, conociendo sobre América Latina y las ventajas que ofrece.

La propuesta desde la Academia de Ciencias Sociales China, representada por el profesor Xie Wenze, es tan simple como la firma de un Tratado de Libre Comercio que favorezca equitativamente a las dos naciones, con el cual se mejoren las relaciones de importación - exportación y se permita el crecimiento económico colombiano, de modo que, al crecer nuestra economía, nos convirtamos en grandes consumidores de los productos chinos, superando los siete millones de dólares que Colombia aportó a su economía en 2005.

La respuesta colombiana

Gracias a la organización de la Línea de Estudios Asiáticos de la Universidad Externado de Colombia, el Foro de Inversión Asiática no sólo contó con representantes internacionales, sino que la cuota nacional estuvo lo suficientemente nutrida como para reflejar nuestro panorama frente a las propuestas orientales.

La Cancillería facilitando los vínculos

En representación del Ministerio de Relaciones Exteriores participó el doctor Yesid Fernando Castro, Director de Asuntos Económicos, quien se mostró optimista por los vínculos que desde el Ministerio y el gobierno actual se han conseguido con el mundo asiático.

El año pasado el Presidente de la República visitó China y Japón, para celebrar reuniones y acuerdos con empresarios y universidades que fortalezcan las relaciones culturales y de cooperación. Ahora el reto se presenta con países como India, Tailandia e Indonesia, para lo cual, según lo expuesto por sus representantes, las condiciones están dadas.

Aunque el Ministerio reconoce la importancia de su participación en foros de impacto regional como APEC, en el cual también participaron, entre otros, Corea, Japón, Rusia y Estados Unidos, de igual modo comprende la necesidad de facilitar y promover la inversión extranjera hacia el país, porque, pese a las buenas intenciones, aún no hemos visto mucho de la moneda oriental.

Ministerio de Comercio, Industria y Turismo por la imagen de Colombia

El caballo de batalla del MinComercio frente al tema asiático es el mejoramiento de la imagen de Colombia frente al mundo, por lo que el país está siendo considerado como destino de inversión y aunque cree que la política de seguridad democrática del actual gobierno ha ayudado significativamente en este proceso, es consciente de que hasta ahora la inversión oriental ha sido modesta, incluso ha decaído al punto de no alcanzar ni los cinco millones de dólares en 2005, después de haber iniciado el siglo con poco menos de los diez millones.

Manuel Andrés Chacón, asesor de inversión del Ministerio, desarrolló su propuesta desde el dilema de la teoría y la práctica para atraer el capital extranjero. Aunque la teoría habla sobre mejorar el clima de inversión, consolidando la sensación de estabilidad, atendiendo a los inversionistas ya instalados y a los potenciales referenciados y promocionando al país como destino de inversión, en la práctica nacional la estrategia debe sufrir algunos ajustes: concentrarse en la estabilidad macroeconómica, la solidez del sistema financiero y la priorización de la estabilidad, la calidad y la competitividad de la industria nacional.

Desde su punto de vista Colombia va bien enfocada en ese rumbo, las políticas de seguridad democrática aportan a la estabilidad y la seguridad física de los inversionistas, el buen manejo de la deuda externa habla de la macroeconomía nacional, también el fortalecimiento institucional a través de nuevas regulaciones aduaneras, de trámites y de estructura estatal con entidades como Proexport, facilitan el intercambio de propuestas, así como la integración dinámica por acuerdos de protección al inversionista y tratados de libre comercio en áreas locales mejoran nuestro panorama internacional.

ACOPI lista para enfrentar las dificultades

Para el señor Juan Alfredo Pinto, representante de la Asociación Colombiana de Pequeños y Medianos Industriales, hablar de mundo asiático es hablar de dificultades culturales, económicas e históricas, pero eso no significa que no se pueda pensar en buenas relaciones comerciales a largo plazo, en la cuales el equilibrio ocupe un lugar preferente.

Aunque ACOPI se interesa por las relaciones con todo el mundo asiático, actualmente está trabajando con el mercado chino, por lo que puede hablar de los objetivos de su gremio frente a esa nación. El primero es que China invierta más en la pequeña y mediana empresa, seguido de una necesidad de cambio en la posición que asumimos frente a su economía, desde el cual debemos pensarnos como posibles iguales y no sentir las importaciones chinas como una amenaza, sino por el contrario, como un puente para futuras exportaciones.

Una de las propuestas más interesantes para Colombia es la explotación de los nuevos mercados que ofrece ese país, porque se estima que en treinta años aparecerán 100 nuevas ciudades chinas con más de cinco millones de habitantes cada una, en las que, si Colombia ha defendido el equilibrio de la balanza comercial y posicionado sus productos, tendrá un infinito de posibilidades para aprovechar.

El Foro Asiático presentó de todo y para todos, pero en el aire no queda más que esa pregunta que los países invitados nos hicieron: ¿qué está esperando Colombia para avanzar?

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