martes, noviembre 07, 2006

UNA SOCIEDAD “MEDIADA” POR LA DEMOCRACIA

En una sociedad democrática, organizada de modo que todos los poderes sean independientes al tiempo que son vigilados por un Ministerio Público, se podría pensar que un cuarto poder, distinto, autónomo y objetivo, sería el elemento que cerraría la ecuación y le daría permanencia.
Pero qué pasa con ese cuarto poder, tan distinto a los demás pero tan similar entre quienes lo componen, tan autónomo que sólo cede ante el mejor postor y tan objetivo que presenta sólo lo que cree conveniente presentar.


La prensa puede pensarse como instrumento de la democracia, eso en las circunstancias adecuadas y no en un país en que los grandes medios son propiedad de los grupos económicos, que a su vez, poseen curules en el Congreso, para jugarlas en su privado sistema electoral.
Creer que la función del periodista sea la de mantener la democracia en una sociedad sería sobrestimar su labor, y tampoco es que se deba menospreciar, porque el trabajo es arduo y hasta peligroso al tener el escritorio en medio de un conflicto al que no se puede referir como guerra.
Los periodistas y los medios sirven de vehículo para que la información llegue a su audiencia, con la mayor veracidad e imparcialidad, de modo que la opinión pública se forme por el análisis global que se haga de ella y no por el mensaje subliminal que contenga en su sesgo.
La sociedad democrática es la llamada a mantenerse a sí misma, porque el principio de la democracia está en ella y no en uno o varios de sus integrantes, que aunque tengan gran responsabilidad, son simples transmisores para que todos tengamos acceso a la realidad nacional y decidamos sobre ella.
La propuesta no es acabar con la prensa, sino todo lo contrario, fortalecerla desde la misma sociedad, obligarla a trabajar a su favor, construyendo, desde ella una sociedad mediada por la democracia.

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NO SE AHOGUE EN UN VASO DE AGUA

Tal vez yo no sea la persona más indicada para escribir lo que viene a continuación. Muchos con más experiencia y con más conocimiento podrían decirlo mejor, aunque tal vez no de una manera más simple.

Para quienes estudian periodismo, o cualquier otra carrera que requiera la consecución y seguimiento de cualquier tipo de información, la fuente deberá ser tan querida como respetada, pero eso sí, nunca temida.

En cualquier caso, la fuente deberá ser tenida como tal, pero no como única, porque de lo que se trata es de confrontar la información, de saber si quien nos entrega un comunicado lo hace incluyendo todo lo sucedido o sólo la parte de su conveniencia.

Al fin de cuentas no se preocupe de más por su fuente, no se ahogue en un vaso de agua, si usted ha sabido construir una buena relación profesional con su fuente, ésta no lo dejara morir sin información, por el contrario le lanzará un salvavidas cada vez que vaya a visitarla, eso si sabe que usted lo usará correctamente.

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¿CÓMO VENDER UN DISCURSO?

El pasado 20 de octubre, el Presidente la República, Álvaro Uribe Vélez, luego del atentado con un carro bomba contra las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra en Bogotá, pronunció un discurso, del cual, más allá de lo que dijo, que se resume en abandonar todo tipo de negociaciones y volver a las armas, nos preguntamos ¿por qué se dedicó a entregar copias en las calles de la capital días después?

La respuesta no viene más que desde la comunicación, desde su oficina de prensa y desde su agencia publicitaria. Como buenos profesionales, sus asesores en dichos campos le aconsejaron publicar un libro de bolsillo con el texto completo pronunciado en la Universidad Militar, para que la ciudadanía lo tuviera en sus manos y pudiera sacar sus propias conclusiones, sin la influencia de los generadores de opinión.


Para los seguidores de la primera campaña de Uribe, el texto es el sueño hecho realidad, porque con él se cierra la puerta a las negociaciones, los diálogos y se vuelve a la lucha contra el terrorismo. Para los contradictores del gobierno, el texto es toda una pesadilla, casualmente por las mismas razones.

Lo cierto es que, desde una mirada comunicativa y, si se quiere, netamente estética, la publicación requiere su propia interpretación. Vamos de atrás para adelante. En la contraportada, impresa a full color en opalina plastificada, una foto del Presidente rodeado de la prensa nacional, con un primer plano del motor del carro bomba destruido. Para conseguir la imagen tan disiente, fue necesario que prensa, fuerzas militares y gobierno se olvidaran de cinta amarilla de seguridad, violando toda posibilidad de conservar la escena del crimen intacta para la investigación, permitiendo que se pararan sobre ella y por qué no, si querían llevarse un par de cables o dejar huellas que complicaran la búsqueda no había problema, al fin y al cabo ya se sabía quién era el responsable a sólo media hora de haber sucedido los hechos.

En la parte baja de la misma contraportada, con letras blancas, aparece una cita tomada del discurso, que resume las 16 páginas, pidiendo a los países que ofrecieron su apoyo en una negociación, que cambiaran de idea y mejor dieran su apoyo militar y de inteligencia al gobierno, para intentar un rescate militar de los secuestrados en poder de las Farc.

Para la primera página, en igual policromía, el señor Presidente aparece mientras pronuncia su enérgico discurso y levanta el brazo derecho recordando la “mano dura” prometida en campaña. A su espalda los Ministros del Interior y de Justicia y de Defensa, sombríos y con igual gesto de dureza, se muestran inmutables ante los hechos y las palabras.

Pero esa fotografía apenas ocupa la mitad de la portada, justo debajo aparece un texto entre signos de admiración, como un llamado a la ciudadanía, para que se levante, por el futuro de las nuevas generaciones, contra el terrorismo para evitar padecer su esclavitud. No repetiré lo mismo que dije sobre la cita en la parte posterior del cuadernillo.

Autor, ciudad y fecha de publicación cierran la portada y en la primera página impresa se abre con la misma frase en admiración. No se puede hacer más obvio el mensaje que se quiere transmitir. La alocución fue televisada, emitida en radiodifusión nacional para que llegara a las poblaciones más remotas, fue puesta en internet, ahora está publicada y el mismo Presidente lo regala en las calles de Bogotá, qué más pueden pedir los asesores de comunicaciones de Presidencia, por qué ¿si no es así, cómo se vende un discurso?

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